Los alineamientos de las estructuras Arquitectónicas especializadas, nos han permitido documentar muchas de las habilidades astronómicas de ellos. A diferencia de la astronomía occidental, el punto primordial de Los Astrónomos Mayas parece haber sido el descubrimiento las relaciones medibles entre los ciclos celestiales y las periodicidades de los ciclos No astronómicos. Uno de los problemas que ha de haber molestado a los astrónomos mayas es el de los movimientos de los cinco planetas visibles a simple vista. Solo los períodos sinódicos de Júpiter (de 399 días) y Saturno (de 378 días) no se factorizan exactamente en ninguno de sus calendarios reconocidos, aunque ahora sabemos que el hasta hace poco enigmático período de 819-días, desarrollado hacia el clásico terminal, es el producto final de una concienzuda metodología para resolver éste problema. Los Maya, por necesidad, incorporaron los períodos sinódicos de Júpiter y Saturno a una metodología paralela que a su vez se une a los previamente existentes. Como podemos aprehender de las inscripciones en la Estela K de Quiriguá del 815 DC, y en otra de Tikal. Este período de 819-días también lo encontramos en el códice de Dresden. El Ciclo de 819 días, relativo a Júpiter y Saturno, es directamente paralelo a la relación del ciclo de 949-días que relaciona al
Haab y Venus.